Pastor Benitez

OPINIÓN

Las empresas de familia y su desarrollo

Las empresas de familia y su desarrollo
En Colombia, las empresas de familia son representativas y hacen impacto en la economía del país, aunque parezca lo contrario. Así lo reveló un estudio que al respecto adelantó la Superintendencia de Sociedades en el año 2005, en el cual del total de empresas que reportaron información en ese año, el 70% correspondía a empresas de familia. Esto indica que se han sostenido en el tiempo y además están evolucionando. Muchas de estas empresas a pesar de permanecer y sostenerse generando algunas utilidades, siguen siendo pymes (pequeñas y medianas), es decir no se nota un crecimiento suficiente que les permita convertirse en grandes emporios generadores de riqueza y empleo. La razón de ello tiene mucho que ver con la falta de políticas de estado que permita su fortalecimiento económico, quizá la principal razón de ser de su estancamiento, pero además porque en la mayoría de estas entidades las principales decisiones son tomadas por el grupo familiar (socios), sin la suficiente ambición de ser grandes empresarios. Siendo estas empresas un gran motor de nuestra economía, se hace necesario crear conciencia a sus dueños y el estado, de que se asesoren bien o por lo menos nombren a gerentes distintos a la familia con autonomía para la toma de decisiones y evitar al máximo tener a miembros de la familia en cargos de dirección y manejo (excepto cuando hay buena experiencia, buena preparación académica y compromiso de ser fiel a la compañía), para no tener que sufrir las consecuencias de administraciones improvisadas, donde el único argumento justificativo a sus malas decisiones, es la de ser dueño; es decir "el que manda, manda, aunque mande mal", porque de lo contrario, en estas economías, seguirá sucediendo lo del proverbio chino, que traducido al español dice "la primera generación lo crea, la segunda lo hereda y la tercera lo destruye". Entonces, señores empresarios miembros de familia pertenecientes a las nuevas generaciones, no permitan que lo del proverbio se cumpla, ustedes, el país y la sociedad lo requieren. El estado por su parte, debe crear incentivos tributarios, especialmente tarifas menos impositivas en el impuesto de renta, pues la existente en el momento es demasiado onerosa (33%) y permitir que todos los gastos contables sean deducibles; además debe crear líneas de créditos con baja financiación (ejemplo al DTF) y a largo plazo (8 ó 10 años), para así contribuir al desarrollo de estas empresas que pese a sus regulares administraciones y alta tributación, siguen haciendo importante presencia en nuestra economía.